DEDICATORIA:



Dedico con mucho cariño este blog a los buenos amigos que se prestaron gratuitamente a ejercer de improvisados actores para que Tele-Le fuera una "realidad". Especialmente a Jesús; pese a todo, él sigue conmigo.

sábado, 24 de octubre de 2020

LA FLOR MARCHITA

 HISTORIA REAL COMO LA BIRRA MISMA

-CAPÍTULO 7-

- “LA FLOR MARCHITA”-

Sestampana Tolrato; además de preñada, estaba ansiosa soñando con el día de la boda.

Preocupada porque todo saliera bonito, cuidó hasta el último detalle; excepto el suyo, que comenzaba a mostrar al mundo entero signos más que evidentes de preñez.

 Con ánimo alborozado, rozando la euforia (pero sin hacerle arañazo) se encaminó a la floristería “La flor marchita” para encargar los arreglos florales que adornarían el altar de “Santa Rita Rita Rita Loqueseda Nosequita”. Patrona querida y venerada en la iglesia de “San Sirolé”.

 La florista se llamaba Maricarmen Tido, aunque en su casa le llamaban cariñosa y diminutivamente Marica; como a ella no le gustaba, cuando fue mayor quiso que la llamasen Mamen.

 Mamen Tido, tras el mostrador le enseñaba a Sestampana los catálogos con las últimas tendencias y aunque la tienda llevaba en el mismo barrio no menos de 50 años asentada,  parecía más bien acostada, porque los catálogos seguían siendo los mismos que tenían el día que la inauguraron.

 Sestampana Tolrato Encuclillas desde pequeñita estaba empeñada ¡que ya es empeño! En que la flor que perfumara el día más feliz de su vida fuera “Rododendro Magnoliopsida” (de la familia de las Ericáceas).

Podría haber soñado con rosas, claveles, calas; incluso crisantemos o geranios ¡pues no!… “Rododendro Magnoliopsida” (de la familia de las Ericáceas) ¡¡El nombre vegetal más dificultoso de pronunciar!! ¡¡Y el único, junto al de la autora, no inventado en ésta novela!!

La florista, sabía que finalmente la novia no tendría más remedio que aceptar lo que ella le ofreciera; no había otra floristería en muchos kilómetros a la redonda y aún no habían inventado la venta a distancia por  encargo y lo más cercano a “Amazon” era la foto de una chica montando a caballo que presidía el mostrador.

Ni Sestampana podría permitirse demasiados gastos superfluos, ni sabía navegar bien por Internet. Pese a haber dicho a sus suegras lo adinerada que era su familia, en realidad sus padres estaban más tiesos que la mojama, aunque eso a ella en esos momentos era lo que menos le preocupaba. La cosa era casarse para dar un padre a su barriguita (por precario y tontorrón que fuera).

 Mamen Tido, llevaba tantos años tras el destartalado mostrador, que muchos en el pueblo pensaban que no tenía piernas, creían que era un busto parlante como los presentadores del Telediario.

 Cuando Sestampana salió de la floristería, lo hizo convencida de que el mejor adorno para la iglesia de San Sirolé sobretodo para el altar de “Santa Rita Rita Rita Loqueseda Nosequita” en el día de su boda, al igual que su ramo de novia, serían amapolas, margaritas silvestres y cardos borriqueros.


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