DEDICATORIA:



Dedico con mucho cariño este blog a los buenos amigos que se prestaron gratuitamente a ejercer de improvisados actores para que Tele-Le fuera una "realidad". Especialmente a Jesús; pese a todo, él sigue conmigo.

domingo, 8 de noviembre de 2020

YA QUEDA MENOS PARA LA BODA-1-

  Vamos a reír un rato que falta nos hace. Continuando con nuestra “Historia Real como la vida misma”, llegamos al capítulo 8 que dividiré en dos partes.

HISTORIA REAL COMO LA BIRRA MISMA

 -CAPÍTULO 8-

-YA QUEDA MENOS PARA LA BODA-

(PARTE 1)

 Aquella tarde Sestampana acudió sobrada de tiempo a la cita con su puntual novio, llegando incluso unos minutos antes que él. Enseguida lo vio llegar azarado y jadeante.

 -      Lo siento mi vida –se disculpó-. He tenido una inclemencia y para no llegar tarde he venido en un tasis con dirección insistida.

-      ¿Tenías dinero para pagar la carrera? –preguntó extrañada.

-      No, no, hice un nódulo de formación porfresional.

-      ¡¡Ya empezamos con el diálogo de besugos!! –se desesperó Sestampana-. ¡Que si tenías dinero para pagar al taxista!

-      ¡Para nada! En la parada vi a una conocida que cogía uno y me subí con ella, insistí en dar esta dirección y no tuvo más remedio que invitarme a venir gratis. Por eso te digo que tenía dirección insistida.

 Pasearon unos minutos por el arenoso camino del parque. Sestampana calzaba sus viejas chancletas y no tardó en sentirse incómoda. A cada rato se apoyaba en el brazo de su novio para sacudirse la tierra que se colaba entre sus dedos. Esterrato, flojo como un muelle de guita, cansado de ser el ocasional bastón de su novia, se acercó a una poyata y dijo:

-      Póyate aquí, ésta es una buena poyadura.

-      Calla, calla, no me pongas los dientes largos, que contigo ni dura ni blanda.

 La parejita tenía previsto pasar la tarde de compras pero al no tener ni billete ni moneda de curso legal que llevarse al bolso y con tan mal calzado para el paseo, decidieron –ya por costumbre- sentarse cómodamente en el mejor banco del parque (el primero que pillaron vacío)  que para sus maltrechos bolsillos,  les saldría más económico a la par que gratis.

Querían hablar tranquilos sobre todas las cosas que aun les quedaban por preparar para el gran día de su boda, la ansiada luna de miel y de paso planear su vida en común.

-      ¿Estás muy nervioso cariño?

-      No vida, estoy tranquilo como un flan, porque todo va viento en pompa aunque ¡¡Son tantas cosas las que aun  harán falta para no dejar ningún golfo suelto!! –suspiró-. ¿Y tú? ¿Estás tranquila, futura señora de Esterrato?

-      A ratos.

-      No querida, no serás mi esposa a ratos, lo serás para siempre; en cuanto el cura nos bautice con agua bendita serás mi mujer para siempre jamás de los jamares.

-      “Amén” -dijo en voz alta tras santiguarse Sestampana.

-      Qué buena eres mi vida, que comprensiva y mamable.

-      Bueno, no pienses en eso ahora. Deja que llegue nuestra noche de bodas.

-      Ya  verás cómo vamos a vivir una eterna estrella de miel.

-      Luna

-      ¿Sólo una? No mi vida, todas las noches serán maravillosas.

-      Eso ya lo veremos –dijo con desgana.

-      Amor, con la luz apagada mucho no veremos.

-      ¡¡Y tú ni apagada ni encendida!!  Será nuestro único viaje a solas, después ya tendremos a nuestro hijito apostilló.

-      ¡Qué bonito suena en tus labios… “nuestro” hijito!

-      No sabes cuánto me gustaría poder hacer ese viajecito soñado, aunque espero que NO sea demasiado cerquita.

-      Ahora no tenemos un duro, pero con lo que nos den nuestros invitados de regalo, podremos hacer ese viaje de miel que tanto te ilusiona.

-      LUNA –subrayó- LUNA de Miel.

-       No sé si nos dará para ir a la luna, además a mí me da miedo viajar en cuete.

-      Querido, al viaje de novios se le denomina “Luna de Miel” ¿Te enteras?

-      ¡Vale vale! No soy tan idiota –se defendió el tonto.

-      Bueno, pues eso, que para nuestro viaje de novios –comentó soñadora-. siempre he tenido ganas de conocer las islas griegas.

-      ¿Y no conoces a nadie que pueda presentártelas?

-      Tampoco conozco a nadie que te pudiera hacer un trasplante de cerebro.

-      Pues yo eso lo celebro.

-      Y yo quiero ir a las islas griegas: Móstoles, Isósceles, Debacles y Demóstenes.

-      ¡¡Vaya nombrecitos!! ¡¡Luego me reiteras a mí!! No me apetece ir allí porque nunca he oído hablar de las Sillas Griegas y tampoco quiero ir porque ahí las iglesias son orteodoxias ¿Lo sabías mi amor?

-      Ortodoxas ¿pero eso qué importa?

-      Nada en obsoleto, pero me gusta ser católico,  apoteósico y romano.

-      Pues si no quieres las Islas Griegas, podemos mirar para ir a conocer los Fiordos Noruegos.

-      ¿Son familia tuya? Nunca te había oído hablar de los Ñordos Noruegos.

-      No te preocupes, yo lo que siento es que tu madre no oyera hablar de condones…

-      ¡Qué rara eres querida! No entiendo lo que quieres decir.

-      No importa, poco a poco me irás entendiendo…  Bueno, pues podíamos ir a Viena, a escuchar buenas óperas.

-      Para eso no hace falta ir a Viena porque en el Ateneo a Las Consecuencias estrenan una sópera de esas.

-      ¿Qué opera? –preguntó temiendo cualquier cosa.

-      Ción y el Jodido Era Antes… me lo dijeron LES LUTHIERS.

-      ¿Quién la canta?

-       Fláccido Domingo Y Montserrat Callaté.

-      ¡Vaya! -dijo contrariada-. Pues a mí quien me gusta es el magnífico barítono Meskojono Ypierdoeltono.

-      Lo conozco, pero no es baritonito, es un  Tensor  que estuvo masgistral cantando La otra beata.

-      La Traviata.

-      Lo que tú digas ¡Sabrás tú mejor que yo lo que escuché!

-      Pues eso, lo que tú digas –apostilló con pocas ganas de porfía la muchacha.

-      ¿Qué me dices de Kantopoko Ykobromucho?

-      Pues te digo que ya no es tan bueno. Empinó demasiado el codo y le quedó la voz muy tocada.

-      Tienes razón, se ha quedado en un mal  marítono; pero la gente lo tiene hidrolizado y todo lo que canta les parece maravilloso.

-      ¡¡Donde estén “Kraus, Karreras, Pavarotty”!!

-      ¡Eso! ¡Donde estén que canten! Aunque yo me sigo denclinando  por Fláccido Domingo. Tengo un postre suyo en mi cuarto.

-      Pues se te va a enranciar -ironizó una vez más Sestampana.

-      Quizás esos espetáculos son muy caros –comentó triste Esterrato.

-      Bueno, pues si no puede ser ópera, vayamos a la capital para ver una buena Zarzuela.

-      Mi madre ya tiene una… y sartenes también.

-      Esterrato, tú eres así de idiota o sólo lo haces para sacarme de quicio.

-      No quiero sacarte de resquicio, pero cariño, nos estamos desvirgando del tema.

-      Cierto, mejor continuemos hablando de nuestra Luna de Miel.

-      Querida, me gustaría llevarte a algún sitio que nos pudiéramos permitir con el dinero que saquemos de los regalos que nos den nuestros invitados  –dijo Esterrato aludiendo de nuevo a los dineros que pensaban recibir de sus amigos, esta vez mirando embobado a su novia.

-      Mi sueño también sería ir al Caribe ¡¡Me encanta el Caribe!!

-      ¿No me digas que te gusta el Caribe? ¡A mí también! ¡¡Qué ritmo tiene el Caribe!!

-      ¡¡ Por fin estamos de acuerdo en algo!! –dijo Sestampana feliz por primera vez en mucho tiempo.

-      Tranquila nena que del viaje de la miel me ocupo yo que tengo un CD prestau de Caribe Mix.

-      No sé si fiarme, pero vale cariño -dijo Sestampana entre feliz y cauta-. Pero al Caribe –recalcó nerviosa por si acaso y sin haber reparado el matiz de la última frase completa de su novio-. ¿Conoces alguna agencia de viajes?

¿Agencia? Sí claro –dudó- pero ahora mejor hablemos del restaurante.

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