Tele-Le 1996
Anoche hubo un escabroso tumulto en Jod Street.
Un testículo presencial declaró que con Don Ovar Rios lo estaba pasando muy bien bailando en la terraza del piso 69 del circoito de sex o más concretamente al lado del lugar exacto de los hechos.
Asistían al congreso anal de castos y recatados, cuando oyeron jadeo en la calle.
Al asomarse por el oscuro agujero del aire acongojonado, se dieron cuenta de que algo no era normal.
Había miles de individuos corriendo unos tras otros, intentando alcanzar la meta, pero una barrera de goma fina y súper resistente les impedía el paso.
Cabreados; agitaban sus largas melenas y gritaban insultos pro‑filácticos. Aunque estaban mas turbados que una beata en una playa nudista.
Decidieron agarrar la sartén por el mango y nombraron a uno de ellos portavoz para dirigirse a las oficinas donde uno o varios quizás de los interesados les esperaban ansiosos.
Mantuvieron un corto pero intenso forcejeo antes de llegar a un perfecto acoplamiento en el diálogo.
Decidieron que en un plazo máximo de nueve meses estaría todo resuelto, aunque mientras tanto quedarían una vía abierta para poder juntarse a menudo y disfrutar con los cinco sentidos de un diálogo fluido y salpicado a veces de corrientes peloteos de uno y otro bando, corriéndose... alguna que otra juerga que es donde mejor se concretan los negocios.
Un testículo presencial declaró que con Don Ovar Rios lo estaba pasando muy bien bailando en la terraza del piso 69 del circoito de sex o más concretamente al lado del lugar exacto de los hechos.
Asistían al congreso anal de castos y recatados, cuando oyeron jadeo en la calle.
Al asomarse por el oscuro agujero del aire acongojonado, se dieron cuenta de que algo no era normal.
Había miles de individuos corriendo unos tras otros, intentando alcanzar la meta, pero una barrera de goma fina y súper resistente les impedía el paso.
Cabreados; agitaban sus largas melenas y gritaban insultos pro‑filácticos. Aunque estaban mas turbados que una beata en una playa nudista.
Decidieron agarrar la sartén por el mango y nombraron a uno de ellos portavoz para dirigirse a las oficinas donde uno o varios quizás de los interesados les esperaban ansiosos.
Mantuvieron un corto pero intenso forcejeo antes de llegar a un perfecto acoplamiento en el diálogo.
Decidieron que en un plazo máximo de nueve meses estaría todo resuelto, aunque mientras tanto quedarían una vía abierta para poder juntarse a menudo y disfrutar con los cinco sentidos de un diálogo fluido y salpicado a veces de corrientes peloteos de uno y otro bando, corriéndose... alguna que otra juerga que es donde mejor se concretan los negocios.
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