DEDICATORIA:



Dedico con mucho cariño este blog a los buenos amigos que se prestaron gratuitamente a ejercer de improvisados actores para que Tele-Le fuera una "realidad". Especialmente a Jesús; pese a todo, él sigue conmigo.

domingo, 1 de marzo de 2009

HISTORIA REAL COMO LA BIRRA MISMA

HISTORIA REAL COMO LA BIRRA MISMA

-CAPÍTULO 1-

-UNOS AÑOS ANTES-

Aquella mañana, los fulgurantes rayos de sol se colaban indiscretos por entre las varillas rotas de la desvencijada persiana del cuartucho de Yotaba Tanagusto.

 Yotaba Tanagusto, apenas podía abrir los ojos; unos legañones grandes como boñigas, enredados en las apelotonadas pestañas del muchacho, se obstinaban en no dejarle parpadear.

Uno de los boquetes de la persiana de mayor tamaño que los otros, dejaba pasar un gran rayo que como un dedo acusador, apretujaba el ojo izquierdo de Tanagusto que se había acostado con una curda del quince y ahora se levantaba con una resaca del 30; la boca seca, la lengua como un estropajo de esparto y la cabeza como un bombo…no sólo por su considerable tamaño habitual.

 Como cada mañana al despertar después de una borrachera, una tos ronca como de sirena de barco viejo, alertó a su madre que el chico estaba despierto.

La oronda mujer caminó despacio por el largo pasillo arrastrando las raídas babuchas de paño con agujero por el que asomaban las gruesas uñas de ambos dedos gordos y abrió bruscamente la puerta del dormitorio de su hijo Yotaba Tanagusto.

 El aire casi irrespirable de la habitación del chico, mezcla de pies, sobaco, ventosidades, vapores etílicos  y si me apuras un poco, a perfume de furcia barata; saludó a Sestampana que lejos de notarlo, simplemente ni se inmutó.

En realidad, el resto de la vivienda no olía mucho mejor. No en vano la casa era conocida como “La Moncloaca”. Estaba ubicada en la barriada de “La Marquesa de Mírame y no me toques” En el nº 69 de la Vía Gra; una calle muy empinada que solía provocar un infarto en aquellos imprudentes que la subían demasiado aprisa y sin  precauciones, con el único deseo de correrse, una juerga, porque en lo más alto de la dicha calle había un descampado sin farolas y el desenfreno era infrenable.

La mayoría de las veces esas juergas las llevaban a cabo niñatos de cualquier edad (sobretodo puretas), que salidos, de sus propias casas, buscaban la complicidad del oscuro descampado para ocultarse de conocidos y así no ser juzgados por el populacho.

 -      Arriba; arriba perezoso –dijo la voz áspera de Sestampana Tolrato.

-      Joooooooo ¡mámaaaaaaa! Qués mu prontoooooooo

-      ¡Vamos! Lávate la cara y te espabilas.

-      ¡No! ¡que me se borra! –apuntó el chico con la voz más rasgada que la camisa del gigante verde.

-      ¡Como no te levantes, el careto  te lo borro de un sopapo y te vuelvo la cabeza del revés! –dijo Sestampana soltando un ruidoso pedo.

-      ¡Ala! ¡Vientos del sur! –gritó Yotaba más divertido que molesto.

-      AAAAGGGGRRRR ¡Toma! ¡Vientos del norte! –rugió la madre; lanzando un eructo que más parecía el rebuzno del abuelo de Platero.

-      Mamá; que cuando el médico te recomendó “airearte”, se refería a que salieras a pasear para tomar el aire; no a que provoques huracanes con esa ventolera.

-      Pues yo me aireo como quiero y hago lo que me sale del po…atchísss…torro –concluyó con escandaloso estornudo en medio.

 Sestampana Tolrato era así de cariñosa. Había enviudado siendo muy jovencita  y lo único que su marido pudo dejarla fue precisamente eso: viuda y con un hijo pequeño que sacar sola adelante.

Nunca se quitó el luto, por eso lo llevaba hasta en la uñas; no sólo por cochina, es que además siempre fue muy “suya”… ¡Bueno!; Suya, de medio instituto y de la banda municipal de su pueblo, porque de moza, además de bien parecida; era un poco puta.

 Cuando se hizo miembra de la dicha banda y para decidir cuál de ellos tocar; probó  todos y cada uno de los instrumentos hasta que se quedó con el bombo… el bombo que le hizo “el flautín”.

En realidad nunca supo quién era el verdadero padre de Yotaba, aunque el único que creyó ser progenitor del chiquillo, fue; Esterrato Tanagusto; curiosamente el único que no se había acostado con ella.

 Cuando Sestampana Tolrato le dijo a Esterrato Tanagusto que él podría ser el padre, le hizo tanta ilusión, que olvidó enseguida su complejo de “flautín” y no es que Esterrato  tocara dicho instrumento; se lo pusieron de mote por la voz “aflautada” que se le quedó cuando accidentalmente se amputó parte del miembro con la tijera de podar mientras recortaba el seto de su madre… del jardín de su madre.

    El día del enlace Esterrato Tanagusto-Sestampana Tolrato; lejos de ser el más feliz de sus vidas, fue el comienzo de un largo camino de vicisitudes que relataré únicamente si al llegar a este punto Percibo que los lectores seguís vivos e incluso con ánimo de continuar leyendo estas paranoias no exentas de chorradas varias y mucho; mucho sentido… del humor surrealista.

4 comentarios:

Castrodorrey dijo...

¿Pero de donde te sacas estos personajes? jajajaja...parece que los estoy viendo, con sus orondos culos y sus pestes...me río a gusto, sobre todo con la madre, que algo putilla si debió ser...jajaja...saludos, y espero la siguiente entrega.

Anónimo dijo...

¡¡Ya sabía yo que iba a gustarte!! Por eso te lo recomendé.

Un beso.

Marisa

Castrodorrey dijo...

¿Y tu, cuando sigues con la historia de tanagusto...eh?
Gracias infinitas por tu apunte, guapa.

Anónimo dijo...

Tengo muchas notas, nombrarracos y situaciones esperpénticas, que en cuanto las organice un poco, saldrá el siguiente capitulo. Este primero salió del tirón, como la depilación a la cera. Después continué simplemente tomando notas, no pensé que a nadie le gustara una historia tan... "Real como la birra misma"

Otro beso.

marisa

P.D. ¿no te animas a descifrar la tarta?