HISTORIA REAL COMO LA BIRRA MISMA
-CAPÍTULO 1-
-UNOS AÑOS ANTES-
Aquella mañana, los
fulgurantes rayos de sol se colaban indiscretos por entre las varillas rotas de
la desvencijada persiana del cuartucho de Yotaba Tanagusto.
Yotaba Tanagusto,
apenas podía abrir los ojos; unos legañones grandes como boñigas, enredados en
las apelotonadas pestañas del muchacho, se obstinaban en no dejarle parpadear.
Uno de los boquetes de
la persiana de mayor tamaño que los otros, dejaba pasar un gran rayo que como
un dedo acusador, apretujaba el ojo izquierdo de Tanagusto que se había
acostado con una curda del quince y ahora se levantaba con una resaca del 30;
la boca seca, la lengua como un estropajo de esparto y la cabeza como un
bombo…no sólo por su considerable tamaño habitual.
Como cada mañana al
despertar después de una borrachera, una tos ronca como de sirena de barco
viejo, alertó a su madre que el chico estaba despierto.
La oronda mujer caminó
despacio por el largo pasillo arrastrando las raídas babuchas de paño con
agujero por el que asomaban las gruesas uñas de ambos dedos gordos y abrió
bruscamente la puerta del dormitorio de su hijo Yotaba Tanagusto.
El aire casi
irrespirable de la habitación del chico, mezcla de pies, sobaco, ventosidades,
vapores etílicos y si me apuras un poco,
a perfume de furcia barata; saludó a Sestampana que lejos de notarlo,
simplemente ni se inmutó.
En realidad, el resto
de la vivienda no olía mucho mejor. No en vano la casa era conocida como “La
Moncloaca”. Estaba ubicada en la barriada de “La Marquesa de Mírame y no me toques” En el nº 69 de la Vía Gra; una calle muy empinada que
solía provocar un infarto en aquellos imprudentes que la subían demasiado
aprisa y sin precauciones, con el único
deseo de correrse, una juerga, porque en lo más alto de la dicha calle había un
descampado sin farolas y el desenfreno era infrenable.
La mayoría de las veces
esas juergas las llevaban a cabo niñatos de cualquier edad (sobretodo puretas),
que salidos, de sus propias casas, buscaban la complicidad del oscuro
descampado para ocultarse de conocidos y así no ser juzgados por el populacho.
-
Arriba;
arriba perezoso –dijo la voz áspera de Sestampana Tolrato.
-
Joooooooo
¡mámaaaaaaa! Qués mu prontoooooooo
-
¡Vamos!
Lávate la cara y te espabilas.
-
¡No!
¡que me
se borra! –apuntó el chico con la voz más rasgada que la camisa del
gigante verde.
-
¡Como
no te levantes, el careto te lo borro de
un sopapo y te vuelvo la cabeza del revés! –dijo Sestampana soltando un ruidoso
pedo.
-
¡Ala!
¡Vientos del sur! –gritó Yotaba más divertido que molesto.
-
AAAAGGGGRRRR
¡Toma! ¡Vientos del norte! –rugió la madre; lanzando un eructo que más parecía
el rebuzno del abuelo de Platero.
-
Mamá;
que cuando el médico te recomendó “airearte”, se refería a que salieras a
pasear para tomar el aire; no a que provoques huracanes con esa ventolera.
-
Pues
yo me aireo como quiero y hago lo que me sale del po…atchísss…torro –concluyó
con escandaloso estornudo en medio.
Sestampana Tolrato era
así de cariñosa. Había enviudado siendo muy jovencita y lo único que su marido pudo dejarla fue
precisamente eso: viuda y con un hijo pequeño que sacar sola adelante.
Nunca se quitó el luto,
por eso lo llevaba hasta en la uñas; no sólo por cochina, es que además siempre
fue muy “suya”… ¡Bueno!; Suya, de medio instituto y de la banda municipal de su
pueblo, porque de moza, además de bien parecida; era un poco puta.
Cuando se hizo miembra
de la dicha banda y para decidir cuál de ellos tocar; probó todos y cada uno de los instrumentos hasta que
se quedó con el bombo… el bombo que le hizo “el flautín”.
En realidad nunca supo
quién era el verdadero padre de Yotaba, aunque el único que creyó ser
progenitor del chiquillo, fue; Esterrato Tanagusto; curiosamente el único que
no se había acostado con ella.
Cuando Sestampana
Tolrato le dijo a Esterrato Tanagusto que él podría ser el padre, le hizo tanta
ilusión, que olvidó enseguida su complejo de “flautín” y no es que
Esterrato tocara dicho instrumento; se
lo pusieron de mote por la voz “aflautada” que se le quedó cuando
accidentalmente se amputó parte del miembro con la tijera de podar mientras
recortaba el seto de su madre… del jardín de su madre.
El día del enlace
Esterrato Tanagusto-Sestampana Tolrato; lejos de ser el más feliz de sus vidas,
fue el comienzo de un largo camino de vicisitudes que relataré únicamente si al
llegar a este punto ◘ Percibo que los lectores
seguís vivos e incluso con ánimo de continuar leyendo estas paranoias no
exentas de chorradas varias y mucho; mucho sentido… del humor surrealista.